Un viaje a nuestras vidas pasadas

¿Quién no ha oído hablar del karma? Incluso personas poco inclinadas a la espiritualidad tienen alguna noción (a veces más o menos acertada, a veces completamente distorsionada) de lo que es el karma y de conceptos como la reencarnación y las vidas pasadas, pero no tantas de estas personas han oído hablar de la regresión o, más concretamente, de la terapia regresiva a vidas pasadas, el vehículo para viajar al pasado que se esconde más allá de nuestra memoria.

El Karma

Pero vayamos por partes… el karma es un concepto central en distintas religiones y creencias, como el budismo, el hinduismo, el jainismo, la teosofía o el espiritismo, un concepto que se desarrolla de forma diferente según cada doctrina (en unas hay dioses involucrados, en otras el karma funciona automáticamente como una ley más de la naturaleza) pero que tiene la misma base de interpretación. No me extenderé aquí en las diferencias y peculiaridades de cada religión sino en la idea común y los puntos de confluencia referidos a este concepto.

Digamos pues que el karma es una especie de energía trascendente que se deriva de los actos de las personas. Los seres humanos tenemos libertad para elegir entre el bien y el mal (si se me permite la simplificación), pero a esa libertad va unida la obligación de asumir las consecuencias de nuestras elecciones y por tanto la responsabilidad de nuestros actos; en realidad no solo de nuestros actos, sino también de las palabras que pronunciamos y de los pensamientos que generamos, puesto que no solo lo que hacemos genera karma sino también lo que pensamos y decimos.

Esta energía trascendente que llamamos karma sería pues la encargada de hacer que nos sea devuelto todo lo que damos, es decir, el karma hace que todas nuestras acciones, pensamientos y palabras tengan una respuesta proporcionada, una consecuencia. Según esto, el que maltrata será maltratado, y el que ama será amado, si haces daño sabrás lo que es el dolor y si prestas tu ayuda recibirás ayuda. Si estas respuestas no son evidentes es porque nunca sabemos cuándo experimentaremos la consecuencia de nuestros actos, nuestra mente mortal la mayoría de las veces no es capaz de enlazar lo que está recibiendo con algo que hace tiempo dio. Y es que esa consecuencia puede llegar meses, años o vidas más tarde…

Reencarnación

El concepto de reencarnación va unido al del karma; a veces experimentamos la consecuencia de una acción en una misma vida, pero en otras ocasiones pagamos nuestra deuda kármica una o varias vidas más tarde. Según la creencia en la reencarnación, una sola vida no es suficiente para experimentar lo que significa realmente ser Humano. Por ejemplo, siendo un hombre blanco que mendiga por las calles en la Francia de Napoleón con todo lo que esto implica, no se puede saber lo que es ser una mujer negra viviendo en Etiopía en el siglo XX con todo lo que esto implica; las experiencias que estos dos personajes vivirían en sus respectivas vidas les servirían para aprender determinadas cosas, pero no todo lo que el alma necesita aprender en su camino de evolución.

Una sola vida no es ni remotamente suficiente para experimentar todo lo que necesitamos vivir, el viaje evolutivo del alma hacia su purificación y perfeccionamiento pasa por un ciclo de vida, muerte y nueva vida que se repite encarnación tras encarnación. Así, en cada vida nos encontramos con experiencias valiosas de las que aprender, que nos acercan cada vez más a nuestra naturaleza superior y van desvelando el camino hacia nuestro destino como seres divinos. Si en una vida cometimos un acto que espera respuesta, en la siguiente habremos de responder a las consecuencias y enfrentarnos a ellas purificando esa parte de nuestra historia o, más concretamente, de la historia de nuestra alma.

El karma, pues, determina las condiciones de la nueva encarnación, es la energía que guía nuestras vidas de manera que tengamos la oportunidad de enfrentarnos a las situaciones necesarias para “limpiar” esas acciones pasadas, de “pagar” nuestras deudas kármicas de manera que nos liberemos del peso del pasado y evolucionemos espiritualmente.

Recuerdo de otras vidas

Mucha gente no cree en la posibilidad de la reencarnación por el simple hecho de que normalmente no recordamos otras vidas. Aunque se dan casos en los que un sujeto accede espontáneamente al recuerdo de algún suceso anterior a su nacimiento, lo habitual es que no recordemos nada, y el motivo es sencillamente que no estamos preparados para recordar; el ser humano medio no soportaría el peso emocional que conlleva enfrentarse a sucesos que tuvieron lugar en vidas pasadas, de hecho muchas personas ni siquiera están preparadas para considerar la idea de la reencarnación y lo que ello implica.

Hay experiencias de nuestra infancia que no somos capaces de recordar pero que nos afectan en nuestra vida adulta, vivencias a veces traumáticas que se esconden tras el velo de la conciencia pero afectan a nuestros comportamientos y relaciones, condicionan nuestras vidas sin que seamos siquiera conscientes de ello, y solo podemos acceder a ellas y afrontarlas con ayuda experta. Lo mismo ocurre con esas vivencias de vidas pasadas que no recordamos, un episodio de una vida pasada puede estar afectando a nuestra vida presente sin que sepamos qué, cómo y por qué.

Esos recuerdos están guardados en la memoria del alma, y podemos acceder a ellos con ayuda experta para, cuando estemos preparados, llegar a entenderlos, aceptarlos, integrarlos y aprender de ellos. Una forma de acceder a estas memorias es la terapia regresiva a vidas pasadas.

Terapia regresiva

La regresión es la rememoración vivenciada de eventos pasados en estados no ordinarios de conciencia. Se puede acceder a estos eventos pasados por medio de distintas técnicas, como la hipnosis, la relajación, la visualización, la hiperventilación, el uso de la música, etc… Existen además varios modos de regresión, cada uno de los cuales usa distintas técnicas para llegar a su objetivo terapéutico.

Uno de los modos es la Regresión de Edad, con la que se accede a la memoria oculta de la vida del sujeto, que se enfrenta a eventos pasados traumáticos que afectan a su presente. Otro de los modos es la Regresión a Vidas Pasadas, con la que se accede a eventos de vidas anteriores del sujeto, acontecimientos anteriores a su nacimiento que afectan a su vida presente.

La terapia regresiva no es algo nuevo, en el siglo XIX y principios del XX ya era popular entre investigadores y científicos reconocidos, entre ellos varios premios Nobel como el matrimonio Curie, J. Strutt o Ch. Richet. Ya en la época moderna, durante los años 60 volvió a cobrar auge entre psicólogos y psiquiatras renombrados, y gracias a las investigaciones de éstos, se avanzó considerablemente en el desarrollo de terapias para acceder a los recuerdos de vidas pasadas. El tratamiento con terapias regresivas desveló su potencial curativo de forma notable, a pesar de lo cual los investigadores que se atrevieron a publicar sus resultados muchas veces se toparon con el rechazo de la comunidad científica más tradicionalista.

Regresionistas destacados

Entre otros muchos dedicados a la regresión, citaré solo a tres doctores conocidos internacionalmente, que han ayudado a desarrollar técnicas para la terapia regresiva con sus investigaciones y publicación de sus experiencias con pacientes “regresados”.

BRIAN WEISS. Siendo escéptico en estos temas y poco inclinado a considerar la reencarnación, tras toparse con pacientes que viajaban a vidas pasadas en sus sesiones de hipnosis, acabó descubriendo el potencial curativo de estas sesiones y asistiendo al nacimiento de la terapia regresiva a vidas pasadas. Su profundización en esta área le llevó a narrar sus experiencias con pacientes en estado hipnótico y a publicar numerosos libros en que trataba desde este ángulo el tema de la reencarnación. Algunos de sus títulos más conocidos son “Muchas vidas, muchos maestros” (1988), “A través del tiempo” (1993), “Los mensajes de los Sabios” (2001) y “Muchos cuerpos, una misma alma” (2006)

MICHAEL D. NEWTON. Tras trabajar con terapia regresiva a vidas pasadas con numerosos pacientes, desarrolló sus propias técnicas de regresión y centró sus investigaciones en la experiencia espiritual entre vidas. De su trabajo con pacientes regresados resultaron sus dos títulos, “Vida entre vidas” y “El destino de las almas”, obras inspiradoras y esclarecedoras que apoyan su reputación a nivel internacional como autoridad en regresiones espirituales y pionero en desentrañar los misterios de la vida y muerte.

HELEN WAMBACH. Además de regresar a miles de pacientes a sus vidas pasadas, experimentó la progresión a vidas futuras en un estudio de 2500 sujetos; aunque la doctora falleció antes de poder terminar dicho estudio, su colega Chet Snow lo finalizó y publicó los resultados, según los cuales solo se presentaron cuatro posibles escenarios futuros con un componente común: una drástica reducción de la población de la Tierra (“Mass dreams of the future”, 1993) Además de su obras “Vida antes de la vida” (1978) y “Reviviendo Vidas Pasadas: La evidencia bajo hipnosis” (1984), numerosos artículos sobre sus trabajos han sido publicados en distintas revistas científicas.

“Lo que siembres recogerás”

La regresión, pues, nos permite conocer esas experiencias pasadas que afectan nuestra vida presente, nos da la oportunidad de compensar nuestro karma y evolucionar espiritualmente en cuanto que afrontamos esas deudas del pasado y nos liberamos aprendiendo de ellas. Pero al igual que esas acciones de vidas pasadas afectan a la vida presente, las acciones (pensamientos y palabras) que llevamos a cabo en nuestra vida presente afectarán a nuestras vidas futuras.

Conozcamos o no nuestro pasado más allá de quienes somos en esta vida, es ahora cuando se nos brinda una oportunidad única de dedicarnos a nuestro desarrollo espiritual con plena conciencia de que lo que hacemos, decimos y pensamos tiene consecuencias y por tanto somos responsables; quizá no experimentemos esas consecuencias en meses, en años o toda nuestra vida, pero ahora sabemos que la ley del karma funcionará para, tarde o temprano, devolvernos lo que dimos.