La influencia de la Luna

La Luna en nuestras vidas

La luna ha influido en las vidas de los seres humanos desde el principio de los tiempos. La mitología de las distintas culturas la han venerado como Diosa Madre, la deidad que expresaba el aspecto femenino de todas las cosas en sus distintas formas a través de las fases lunares: la luna llena simboliza a la madre, la luna creciente a la doncella, la luna menguante a la anciana.

Los calendarios primitivos eran lunares, este pequeño satélite era tan importante que de él se valía el ser humano para situarse en el tiempo; los meses se contaban por ciclos lunares completos, que iban de Luna Nueva a Luna Nueva y que duraban 29,5 días.

Su influencia se ha venido observando desde la Antigüedad, influencia no solo sobre la naturaleza sino también sobre las personas. La Luna influye en las masas oceánicas, las mareas y el agua en general; si tenemos en cuenta que el ser humano está compuesto de agua en más de un 85%, sería lógico pensar que también nos encontramos bajo su influencia.

La Luna afecta nuestro humor, el instinto y la hipersensibilidad, toca nuestro aspecto inconsciente y por eso se la asocia a los sueños, la memoria, la imaginación en incluso nuestra capacidad creativa. No es por nada que existe el término “lunático” y que el índice de ataques, suicidios y criminalidad se eleva en momentos de Luna Llena. Cuando la Luna se encuentra en esta fase, la atmósfera se ioniza positivamente, lo que provoca en los seres especialmente sensibles estados de excitación, a veces depresión y alteraciones varias. En cambio en la fase de Luna Nueva la carga es negativa y nos sentimos más calmados y positivos.

Pero pasemos a ver cada fase con más detalle.

Luna Llena

La Luna se considera “llena” desde tres días hasta tres días después de que la podamos ver completamente; es el momento en que ha llegado a su cénit. Esta fase se asocia a la Diosa Madre y por tanto a figuras mitológicas como Isis o Cerridwen. Este es un buen momento para las transformaciones y para aumentar la capacidad psíquica, la fortaleza de espíritu, el poder, el amor…

Luna Creciente

Esta fase es la que va de la Luna Nueva a la Luna Llena y dura aproximadamente catorce días. Está asociada al aspecto de “doncella” y por tanto a diosas como Epona, Artemis y otras diosas solteras. Es un buen momento para los nuevos comienzos y para conceptualizar ideas, pero especialmente para atraer todo tipo de cosas que queremos en nuestra vida (suerte, amor, crecimiento, cambios…)

Luna Nueva

También llamada Luna Negra, es la fase en que la Luna se oculta entre la Tierra y el Sol. Es un buen momento para los nuevos comienzos, para iniciar empresas y situaciones.

Luna Menguante

Esta es la fase que va de la Luna llena a la Luna Nueva, es decir, va decreciendo su parte visible, y dura unos catorce días. Está asociada al aspecto de “anciana” y a diosas como Morrigan y Hécate. Es el momento de la inversión, de liberar y alejar lo que no queremos en nuestra vida. Aunque tienen más fuerza los malos hábitos, las adicciones y los aspectos negativos, es una fase que potencia la intuición y hasta la adivinación.


Pero no solo las fases de la Luna tienen influencia en nuestras vidas, la calidad y matices de esa influencia también vienen marcados por el signo astrológico por el que cruza la Luna en un momento determinado. Veámoslo con más detalle.


Con la Luna en Aries las cosas empiezan y terminan rápido, el fuego y la fuerza de Aries propician buenos comienzos pero breves empresas.

Sin embargo, lo que se inicie con Luna en Tauro estará marcado por la estabilidad y seguramente durará mucho más. Un negocio iniciado con la Luna pasando por Tauro aumenta su valor, ya que este signo afecta a las finanzas, de forma muy positiva si la fase de la Luna es creciente.

La Luna en Géminis afecta al papeleo, los contratos, los estudios y, como signo comunicador, también las comunicaciones, de forma positiva si la fase es creciente y negativa si es menguante. En este periodo se habla mucho pero se consolida poco, y por lo general existen demasiadas influencias externas afectando a los eventos en curso.

La Luna en Cáncer afecta a las mujeres en general y a las madres en particular, pero también a la familia y los viajes. De nuevo la influencia es positiva si la Luna es creciente y negativa si está en su fase menguante. En este periodo las interacciones son más efectivas ya que la comunicación se ve estimulada por este signo, las emociones y necesidades se hacen más obvias y se facilita el crecimiento emocional.

Con la Luna en Leo la gente está por lo general más inclinada a la diversión pero también al melodrama, a los halagos y a ser el centro de atención, ya que son estos aspectos los afectados por el signo de Leo (además del romance), positivamente en fase creciente y negativamente en menguante.

La Luna en Virgo afecta la salud y la organización en el hogar y en los negocios; nos resulta más fácil organizarnos bien con luna creciente y ocurre lo contrario durante la fase menguante. En este periodo se tiende a poner más atención a los detalles y se fomenta el perfeccionismo, pero las personas con tendencia dictatorial se vuelven más severas. La independencia tanto de palabra como de acción no son bienvenidas durante este curso lunar.

La Luna en Libra afecta a los amores y el matrimonio, a las artes y los placeres, como siempre positiva o negativamente dependiendo de la fase lunar. Normalmente es una época de mayor conciencia en que se favorecen las interacciones, pero no es buen momento para la iniciativa espontánea.

La Luna en Escorpio afecta a la sensualidad, en fase menguante induce a los celos y la desconfianza, pero si la fase es creciente este aspecto se atenúa, además de suponer un buen momento para el desarrollo del psiquismo. La influencia de este signo está asociada a las rupturas, por lo que el término de una relación con luna en Escorpio normalmente supone una ruptura definitiva.

La Luna creciente en Sagitario puede traer prosperidad, dinero, expansión, mientras que la luna menguante en el mismo signo trae restricciones en las finanzas. Este signo afecta a las personas con poder y/o autoridad (jefes, directores, jueces…); cuando la fase es creciente se vuelven magnánimos mientras que tienden a mostrarse más negativos en fase menguante. La luna en Sagitario inclina al expansionismo y nos ayuda a dejar volar la imaginación, además de otorgarnos confianza en nosotros mismos.

La Luna en Capricornio afecta a la agricultura, a los ancianos, las herencias y el empleo, de forma positiva o negativa según la fase sea creciente o menguante. Este signo nos inclina al pesimismo, la cautela y la planificación, tendemos a correr menos riesgos, pero también nos ayuda a ser más disciplinados y mejor organizados.

Todo lo contrario ocurre con Luna en Acuario ya que este signo tiende a la excentricidad, a la innovación y a la explosividad; se trata de un periodo tendente a la impulsividad que puede ser peligroso si no se usa el control, especialmente en fase menguante, que puede convertirse en un periodo verdaderamente explosivo.

La Luna en Piscis afecta al misticismo, la introspección y la meditación, pero también tiende al exceso, por lo que habrá que mantener el control y evitar a personas explosivas. En este periodo puede que nos sintamos más sensibles, más idealistas o espirituales. La fase menguante duplica estas influencias y en esta época se pueden llegar a tener sueños proféticos.


Por supuesto no todas las personas son igualmente proclives a recibir las influencias lunares, y se han realizados estudios de diversa índole que apuntan hacia una influencia no tan fuerte como algunos quisieran creer pero tampoco despreciable, como quieren ver otros. De cualquier forma, al margen de las influencias lunares o de otros elementos a los que pudiéramos ser sometidos en nuestra vida diaria, cada uno de nosotros tiene la fuerza y el control para trascender sus influencias, es nuestra la responsabilidad por las acciones que llevamos a cabo, por nuestros pensamientos y sentimientos, no caigamos en el error de culpar a la luna por nuestra incapacidad para controlar los impulsos o nuestra falta de voluntad y firmeza de carácter.

El conocer su influencia nos puede ayudar a manejar mejor nuestras energías, de forma más consciente, y a tener en cuenta ciertos factores desestabilizadores a la hora de tomar algunas decisiones. Pero recuerda que, en último término, somos nosotros mismos y no la Luna los grandes influenciadores en nuestra propia vida. Que nada no nos impida disfrutar de la belleza de la cara plateada que, desde el principio de los tiempos, nos observa desde el cielo de la noche.