Estrella núcleo: la chispa divina

Todos hemos oído hablar de que existe una chispa divina, un fragmento de la Fuente de todo lo creado, dentro de nosotros, al igual que existe en todo lo que es, todo lo que ha brotado de esa fuente. Pero ¿dónde se encuentra esa parte divina?, ¿es posible localizarla y, aún más importante, conectar con ella?

En su libro Hágase la luz, Barbara Ann Brennan nos habla de la Estrella Núcleo como la fuente interna de lo divino, la parte divina que hay en nosotros. En sus propias palabras esta luz es “una firma de la esencia eterna de cada persona”. Existe fuera del tiempo, del espacio, la encarnación física e incluso del alma. Es el dios único e individual dentro de cada uno de nosotros.

La ruta de acceso

La esencia de lo que somos es ubicua, está en todas partes dentro y fuera de nuestro cuerpo, pero la concentración de esa chispa divina está en un punto localizado y se puede encontrar en nuestro centro, a unos 2,5 – 4 cm por encima del ombligo.
Para acceder a este núcleo, sin embargo, hay que recorrer un camino que nos conduce a la puerta de entrada, situada en el centro de la línea del Hara. Pero vayamos por partes y conozcamos un poco las fases de este recorrido.
Existen (según la nomenclatura que usa B.A. Brenan) cuatro estratos energéticos o niveles de realidad en que existe el ser humano: el cuerpo físico, el campo áurico, la línea del Hara y la Estrella núcleo.
El cuerpo físico, como todos sabemos, es la parte orgánica más densa. Aquí se puede incluir también la matriz etérea, una especie de copia energética de todas y cada una de nuestras partes físicas (órganos, tejidos, huesos…), es como una capa protectora intracorporal.

El campo áurico o nivel aural consta de siete capas sobre las que no vamos a entrar en detalle en este artículo; para simplificar hablaremos del “aura” de forma general, sin especificar las partes del campo, pero si queréis saber más sobre ello existe una gran cantidad de literatura al respecto donde podéis investigar, además dentro de poco subiré un nuevo artículo sobre este tema.
La dimensión del Hara incluye una línea que une un punto sobre la cabeza (situado aproximadamente a 1m por encima de ésta) con el núcleo de la Tierra, pasando por dos puntos dentro de nosotros a un nivel más profundo que el aura: la sede del alma y el tantien inferior (encontraréis información más detallada en el siguiente artículo de esta serie sobre los niveles del ser).
Esta línea es la que nos mantiene centrados, nos conecta con el centro de la Tierra y con la energía del Universo, pero también abre una puerta de acceso a la Estrella del núcleo.

Acceder al núcleo

La Estrella núcleo, partícula primordial, esencia o chispa divina, como se lo quiera llamar, es la parte esencial de lo que realmente somos, por lo que nos afecta a todos los niveles. Cuando no estamos conectados a ella o existe alguna obstrucción nos sentimos mal y enfermamos, en cambio cuando la luz de la estrella brilla y accedemos a ella, sentimos la felicidad y la curación que provoca estar conectados a nuestro centro, a nuestra esencia.

Para acceder al núcleo habría que seguir los siguientes pasos:

  1. Mantener el cuerpo físico sano y eliminar los bloqueos en la matriz etérea. Una limpieza energética de vez en cuando no nos viene mal además de una alimentación sana y un estilo de vida saludable.
  2. Realizar una limpieza del campo áurico, es decir, sanar las capas emocionales y mentales tratando nuestros miedos, emociones estancadas, pensamientos negativos, patrones nocivos de conducta, etc.
  3. Desbloquear la línea del Hara de posibles obstáculos energéticos que pueda contener.
  4. Entrar en la línea del Hara y atraer la esencia hacia este nivel, asentarla en su centro y llevarla al nivel aural para más tarde pasarla al físico.

Conectar con la esencia

Una vez hemos accedido al núcleo, hemos visto entonces que podemos “traer” la energía de la esencia a la dimensión física para trabajar con ella. La estrella se situaría entonces en su lugar a unos 3 cm por encima del ombligo y desde allí esparciría su luz por todo el campo áurico sanándolo y energizándolo, así como después por el cuerpo físico, pudiendo llegar incluso al ADN y realizar una curación a nivel profundo.

Es posible conectar con la Estrella núcleo a través de la meditación; ya solo el hecho de conectarnos con nuestra esencia es beneficioso, pero se puede usar también de forma curativa, para realizar desprogramaciones y avanzar en nuestro desarrollo personal, ayudar a descalcificar la glándula pineal o a sanar una parte concreta de nuestro cuerpo. La energía de nuestra esencia es tan fuerte, tan potente, que puede incluso desconectarnos de la red de control mental a la que estamos conectados, pero eso es motivo para otro artículo 😉

A continuación os dejo un ejercicio de conexión basado en el método de B.A. Brennan. Si preferís empezar con una meditación guiada para no tener que recordar el procedimiento, en este vínculo podéis descargar o simplemente escuchar una que Merkaba ha preparado para vosotros: Meditación para trabajar con la chispa divina.

Ejercicio de conexión con la esencia

Habiendo previamente relajado el cuerpo y la mente, sintoniza con el nivel del Hara, lleva la conciencia a esa línea energética que va del punto situado por encima de la cabeza al núcleo de la Tierra recorriendo todo el cuerpo y pasando por la sede del alma, un punto por encima del chakra corazón, y el tantien inferior, situado por debajo del ombligo. Enfoca la conciencia en este punto de la línea del Hara, desde aquí se accede al núcleo.
Desde su centro de reposo, lleva la Estrella núcleo a la dimensión física y asiéntala en tu centro, por encima del ombligo. Dirige la conciencia hacia allí y trata de sentir la luz, el calor, la energía de la esencia asentada ahora en tu centro. Recuerda que el ser no “hace”, solo “es”, por lo que en este punto se trata de estar y de ser, no de hacer, pensar, querer o actuar, solo SER, nada más.
Luego haz que la luz del núcleo se dilate y se expanda hasta llenar toda la línea del Hara, y después todo el campo áurico. De ahí extiéndela por el cuerpo físico para que lo inunde con su luz, deja que toque cada órgano, cada tejido y cada célula, que llegue hasta el ADN y te cure e ilumine hasta el nivel más profundo.

Este ejercicio se puede realizar cuantas veces quieras, cuanto más regular seas en su práctica más fácil te resultará conectar con la Estrella núcleo y trabajar al nivel de la esencia.